martes, 3 de mayo de 2011

Arrancando las etiquetas

Inconcientemente o quizás con algo racional, somos individuos que le ponemos etiqueta a cada persona, lugar y objeto. Nos dejamos llevar por primeras impresiones o por sucesos de acuerdo a experiencias; y arrancar esa etiqueta que antepusimos, para proseguir, es contradictorio para nuestro cerebro. Resulta increíble poder romper con los paradigmas con los que crecemos y nos desarrollamos, pero se puede.

Mientras descubrimos quiénes somos y hacia donde vamos, por este rumbo ilimitado llamado vida, percibimos que cuando nos acercamos más a lo que queremos y realmente deseamos, nuestro corazón brinca de emoción. Sin embargo, cuando ese sentimiento no es puro, sino el resultado de lo que pensamos –de acuerdo a... un sinnúmero de variables– predisponemos a nuestro corazón a encontrarse en la disyuntiva entre lo correcto, lo que realmente anhelamos, o lo que la intuición dice que es lo "perfecto" para nosotros. Entre lo que nos apasiona y lo correcto habita la fe y el miedo.

Es hermoso cuando el corazón es puro y se avienta a lo que desea y sueña, sin límites... No obstante, para bien o para mal, las limitaciones y los obstáculos se van anteponiendo por el camino, llenando la mente de debilidades y posibles dudas. Definir nuestro "yo" y lo que quiero, se convierte en un verdadero reto entre lo que piensan los otros –vs.- lo que, sé, puedo alcanzar. Y como canta Maná; "es más fácil llegar al Sol, que a tu corazón...", pues resulta más fácil alcanzar lo que ambicionamos, que entender el por qué ese deseo proviene del corazón, llamado pasión... Para comprender lo complejo y lo simple hay que arrancarse las etiquetas y entrar al mundo como niños, con corazones puros y "sin miedo a nada". Anhelando y proyectándonos, pero viviéndolo. Creyendo e imaginando, creando y explorando, pero convirtiéndolo en realidad.

2 comentarios:

  1. Hemos olvidado el orden sano, el de la naturaleza, que va de experimentar con las sensaciones desde el estómago, pasarlo por las emociones, el pecho y por último convertirlo en pensamientos en la mente. Hoy día hacemos el camino inverso y no escuchamos a nuestro cuerpo. Y estoy convencida de que aparte de esos miedos de los que hablas nos acarrea también una vida de no autenticidad y de enfermedades.
    Debemos pararnos y escucharnos, nos irá seguro mejor.
    Un saludo, guapa.

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  2. Definitivamente, estamos perdiendo lo natural, lo puro. Todo está en la mente, en el subcosciente. Todo lo que decimos o pensamos, lo atraemos y llegamos a «internalizar» y adoptar conductas que, quizás, son falsas e incorrectas, y que no trabajan igual en cada individuo. Ojalá volver a la autenticidad, como dices, a lo básico.
    Es curioso, actualmente, en Puerto Rico está tomando auge los alimentos "orgánicos", que son más costosos, pero aparentemente nos aseguran una vida más duradera y sana... Tal vez, esto es parte de intentar volver a lo "natural", lo básico y simple.
    ¡Saludos y gracias por comentar y añadir!

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