lunes, 28 de marzo de 2011

¿Vivimos en la generación que no le gusta "planchar"?


Un domingo en la mañana, alistándonos para salir, en familia, presencié cuando mi hermano optó por cambiar su ropa casual-elegante (pantalón de vestir y camisa de botones), por una más "sport" (mahones/"jeans" y "T-shirt"). Su elección se debió a que la ropa más elegante estaba algo estrujada y había que plancharla... Unos minutos más tarde, me percaté que mi falda estaba estrujada y debía quitármela para plancharla. Con algo de fastidio y queja, lo hice, pues me gustaba lo que iba a llevar puesto y sabía que con un poco de esfuerzo mañanero, me vería mejor. Ambos pasamos un buen día; yo quedé con la satisfacción de lo bien que me veía tan casual-elegante, en un día regular y en familia.

Durante el día no pude apartar de mi mente la siguiente pregunta, "¿somos la generación que no nos gusta planchar, por qué?", seguido por la frase coloquial "está to' plancha'o", cuando dejamos todo organizado, todo listo.

¿Qué implica planchar? Planchar alguna prenda es un arte, es un oficio. Quizás hablar de planchar no me convida, pero con orgullo recuerdo que por años vivimos del arte que mi madre aprendió por necesidad y hoy día es una profesora en la materia. Cada prenda tiene su costura, sus detalles, un protocolo; así como las relaciones personales e interpersonales contienen una estructura natural y particular.

Es posible que en una relación de amigos y/o de pareja, preferimos lo accesible en vez de esa "prenda" que resulta compleja. Quizás la generación actual, aspire a lo mejor, a lo que conviene, a lo que está en perfecta armonía consigo mismo, pero al final se decide por lo que lleve menos trabajo comprender. Si nos vamos por la parte de selección de una pareja; noto como muchos (as) luego de tanto tiempo conociendo a una persona, aprendiendo sus manías, su peculiaridad, lo que toma tiempo en amarle y admirarle, al final prefieren cerrar el capítulo por algo que sea más próximo, más alcanzable y sencillo. Es curioso como también preferimos al "amigo" que nos dice lo que preferimos escuchar, en vez del verdadero amigo que no siempre dice lo que deseamos escuchar, pero lo dice sin juzgarnos, la verdad o lo correcto en el momento preciso, porque nos ama, nos intenta cuidar y quien está dispuesto a acompañarnos a pesar de algún momento bajo que tengamos en la vida.

¿Acaso "lo cómodo" es la orden del día? ¿Qué tal si la prenda más holgada, es precisamente la que luego necesite un cambio porque no es la adecuada para la ocasión y te das cuenta que no es necesariamente la más agradable? Las personas con costura sencilla, nos proporcionan una temporera comodidad, pero al paso del tiempo no determina que lo sea en un largo plazo. Todo debe tener una perfecta armonía, un perfecto balance. ¿Qué preferimos entre dos atuendos admirables: el sencillo o el que tiene detalles por descubrir y denota un poco más de esfuerzo y estilo propio? La palabra "compromiso" en estos días es como ver alguna ropa estrujada en el "clóset"; puede ser la prenda más hermosa, pero preferimos huirle o dejarla "para otro día" (quizás demasiado tarde o ya ni nos quede), por escoger la ropa acabada de sacar de la secadora o que no necesite una "planchadita".

28/marzo/2011
10:57am