domingo, 24 de octubre de 2010

Nada vale más que...

Sólo tengo la necesidad de aferrarme a algo; y es mi fe en Dios. Quizás el ateo que se tope con ésto pensará distinto a mí, pero así es la vida; diversa. Mi experiencia en la vida me ha mostrado una y otra vez que sólo mi fe en él me mantiene viva y creyendo... [27 de octubre de 2007].

Hoy domingo me ausenté a la Iglesia, luego de tantos otros que sin falta, desde finales de mayo, había asistido. La Iglesia, es un lugar que los seres humanos creamos físicamente, para reforzar nuestra alma y fe. Reconozco, que en este último tiempo me he percatado, lo impaciente que soy para conversar con algún "hermanito" de la iglesia. Es como si llegara revelación y aún estoy en ese proceso de interiorizar lo presenciado, pero vienen a saludarte y por cortesía respondes al saludo; pero el proceso ha sido interrumpido accidental y bruscamente.

Siento que he perdido un gran día de restaurar mi alma por perder el tiempo en cosas que no suman ni restan valor a quien soy como individuo. Es que amo tan intensamente que ese amor inmenso, resulta poca cosa para los demás. Sin querer, las palabras que recibo de los que amo, desvalorizan mis sentimientos.

Y aquí sigo estando, incomprensible ante los demás. La tarde de un domingo, común y corriente, se convirtió en el comienzo de un reto que me he propuesto. Estaré ausente por tiempo indefinido. No habrá iniciativa de mi parte hasta que me haya recuperado de lo que siento hoy día... Retomaré mi orgullo, mi valor, mi fortaleza que sostienen mis pensamientos aunque sean errados. Y aunque suene cruel, la verdad es que nadie merece que mi mundo gire a su alrededor. El que llegue a mi vida, tendrá su espacio, más no será el espacio para mover lo demás.


24/octubre/2010
1:03pm

No hay comentarios:

Publicar un comentario